Balbuceando unos versos en francés, el viejo oficial de depósito, soñaba un sueño inconcluso.
¿Dónde quedaron los retazos de albores matinales, vitales? ¿Dónde quedó la sonrisa del sexo sudoroso y la muerte vengada?
“Ainsi ton ame qu’incendie l’éclair brulant des voluptés S’élance, rapide et hardie, vers les vastes cieux enchantés.”
Encerrado en sus cielos abrumados, ella volvía dudosamente real a surtirle un chorro de amor.
Y él,tan claro, tan deseoso del bien, babeaba esos versos repetidos de memoria.
Siempre fue una vida de subir escaleras sin mirar, sin saber adónde, una vida escalerada. Sin tropiezos.
Una vida porcelanada, sobre muecas de gente bien y números de marfil. Todo recubierto de goma espuma para no lastimarse.
Salvo, claro, “Ainsi ton ame qu’incendie l’éclair brulant des voluptés S’élance, rapide et hardie, vers les vastes cieux enchantés.”
Un ritmo vacilante de cumbia se acalla en los destellos de la noche. Él no escucha nada. Sólo repite en mal francés sus versos sin sentido.
Ella, gimnasta olvidadiza pero inolvidable, revoloteaba jovial y antigua en su memoria. “Te soñé durmiendo un viscoso sueño”, dijo una vez al oído anguloso de él.
Y no entendió.
Y fue, quizás, el único peldaño que no supo escalar. gris, turbio, bailarín, soñador, confuso, pelotudo. Sólo le queda un salto, el salto que sube la gran escalera donde descansa la Vieja Descarnada.
“¿Querés saber qué es la Locura?”, balbuceó extasiada, lamiendo su oreja, “Es la raíz cuadrada de tu infinita mediocridad, encerrada en la secuencia horrible de tu cotidianeidad. A eso, restale la realidad lógica”.
Se supo imbécil, un sueño incomprendido, pero tenía esa sensación, esa efímera sensación, inasible, fugaz, finita, comprendida.
Ese truco de engañadora, de maga que su ilusionista púgil compañera, dama dragón veneno, un cuerpo todo humo de cigarro, ella, jugaba ese truco houdinesco constante.
Y, así, lo único tangible, real, concreto, se difumó un día. O una tarde. O un mes. O una noche. Y él no lo supo. No lo notó.
Y, así, en el eterno Azul, se va perdiendo, yéndose, lento, sin dar cuenta de lo que no hizo, de lo que no siente, de lo que no tiene, de lo que no se atreve, así, vivo, se va. Silente, tonto, vivo, se va.
Lucas G. López Martín
